Quiero tenderte al lado del resto de mi ropa para que se sequen al sol nuestras lágrimas.
Saltar todas las verjas que esta fatídica vida nos ha plantado y caer; pero esta vez tocando fondo.
Es el deseo más profundo que tengo, pero en esta escalera de caracol siempre habrá algo más importante dos escalones más arriba.
Yo nunca podré escalarte, ni compartir el mismo lugar en el podio.
Octubre tiñe todo de marrón y mi piel se vuelve del color de la esperanza. Una esperanza que cae como las hojas que pisan mis pies y que su peculiar ruido me recuerda que caminaré por lugares que otros han pisado.
Vuestras lágrimas partidas convertidas en cristal son el sendero de los que intentarán alcanzar la meta.
Aquel maldito lugar en tu corazón.