31/10/14

Manual para romper el aire.

Las jaulas no están hechos para los crueles, sino para los precavidos, los cobardes, los tímidos, los débiles... Están hechas para las mariposas.

Sus alas de bellos colores atraen a rufianes, a magnates de la codicia. A manos sucias que intentan arrancar lo único que tienen.

De vez en cuando, alguna flor se pasea por ahí y su dulce aroma las atrae.
Como si de un canto de sirena se tratara, la mariposa se sintió atraída y salió de su escaparate.

Eran suaves, delicados. Nadie era capaz de detener esa danza.

Esa inocente mariposa empezó a absorber toda la vitalidad de la flor hasta debilitarla.

El suelo se llenó de pétalos. La flor estaba desnuda y envidiosa. ¿Por qué tenía que morir para hacer prevalecer a un mísero insecto?

Ella también fue bella antes de conocerla, era admirada y observada. Su fealdad la hizo cruel y decidió destrozar las alas de la mariposa.

La mariposa no entendía nada, para ella, la flor seguía siendo hermosa, pues nunca la amó por su fachada, si no por como la hacía sentir: valiente, capaz de comerse al mundo.

Era demasiado tarde, no había alas que la sostuvieran en ese sueño de escapar de la jaula.
Se arrimó al tallo de la flor para sentir su calor, para calmar su dolor y comprender el de la planta.

- Todo da igual ahora, seguimos estando juntas, es lo único que he querido siempre, estar contigo.

La flor lloraba mientras veía a la mariposa morir.

- ¿Por qué no vuelves a tu jaula para recuperarte? -  Sollozaba

La mariposa, débil, le respondió: porque nuestro amor es capaz de cortar el aire que nos diferencia. El aire que una vez me trajo tu aroma. El aire que se llevó tus pétalos y mis alas y nos hizo iguales de nuevo.


Si oyes el viento aullar en tu ventana, puede que oigas el grito de dolor de la flor al matar a su amada y suplicar, por favor, volver atrás y sanar sus pecados.


El amor es como el aire, no lo ves, pero sientes el frío que estremece a través de tu piel, el alma.



22/10/14

¿Quieres?

Quieres ver la pena en su mirada, el arrepentimiento, el dolor de un sufrimiento.

Quieres acariciar su pálida cara, reflejarte en su alma y abrazarla.

Quieres arañarle, dejarle una huella de la que nunca se pueda desprender, y formar parte de él como si de una maldición se tratara.

Quienes besarle y calmarle, decirle que no pasa nada, que el sentimiento es puro.

Quieres que sea tu sombra, un perro fiel, un corazón roto.

Quieres romper la frontera del amor y el odio  y crear una vida en la que no sientas, pero que él padezca.