Quién no se levanta un día y se propone vestirse de alegría, enfundarse de quita miedo, maquillarse con valentía y pisar el suelo con valor.
Todo eso es perfecto, pero, cuando eso no está en tú mano, cuando tu despertar es un "necesito una emoción en mi vida" y sabes que esa sorpresa no está en tu poder... ¿Qué haces? Pues que te replanteas todo por algo que no tiene nada que ver. Mezclar peras con manzanas y hacer una cola de horas en tu cabeza.
Mi único deseo es que me sorprendan con algo bueno, y busco esa sorpresa, pero cada vez que busco siempre vienen malas y de dos en dos, para no sentirse solas. Y se vuelven a formar horas de cola, como si fuese el INEM, en la cabeza...
Entonces surge la pregunta que da pie a todo este lío: ¿acaso soy yo la mala en esta película o lo son los que no saben apreciar una amistad de años?
Por una vez, puedo dar respuesta: sé que yo no soy la mala, que lo es tu ego y tu cobardía.
Punto y final.