21/3/12

Mi ayer, mi hoy.

Eran las 22:37 de la noche.
Te abrí la puerta, cabreada. Las noches son solo para mi... Hace tiempo que perdió la gracia compartirlas con alguien. Y lo sabes. Aun así, insististe en hacerme salir.

En aquel lugar que considero mi escondite, me propusiste escaparnos, lejos. Solo con lo puesto... Pero yo no soy así, yo no vivo al límite. No puedo dejar atrás todo lo que soy y todo lo que tengo. 
No aceptabas un no por respuesta y eso me cabreaba, porque me hacía ver que ibas en serio. Que querías estar conmigo a pesar de todo. 

Hace mucho que dejé de comprender ese sentimiento.

Al final te rendiste, aunque tus entrañas gritaban que deberías seguir insistiendo. 
Estuvimos mirando el cielo en silencio durante lo que para mi fue una eternidad. Es lo que tienen los silencios incómodos. 

Quería volver a casa, sola. Pero sabía que no me ibas a dejar... Así que juntos volvimos a aquel portal en el que a las 22:37 pretendías empezar un cuento de hadas.

Sentada en el borde de mi cama, no paraba de pensar en lo que podría haber sido y lo que jamás será... Porque ya no creo en nada de esto, porque me han hecho ser completamente diferente desengaño tras desengaño. 


2 comentarios:

El Pollo dijo...

No todo el mundo es igual

Me sigue gustando un montón la foto, bueno, mentira, me gusta más ahora que la veo más grande :)

Kurai dijo...

Ánimo, como dicen por arriba, por suerte no todo el mundo es igual. Y ya toca que venga algo bueno, ¿no? ^^