Cuando careces de una cosa, vas aprendiendo a vivir sin ella, te acostumbras a su ausencia, ya no recuerdas como te hacía sentir... Hasta el punto en que, o te olvidas de que eso existe o que te da igual que no esté porque no lo necesitas. O ambas, claro está.
No sé cuanto hacía que yo me había decantado por el hecho de "no me hace falta" pero... Me hiciste dar cuenta de que lo echaba de menos. "No lo necesito" se sigue repitiendo en mi cabeza, ya se sabe, algunos nacen cabezotas...
Pero esa sensación que me hiciste recordar... A la vez me encanta como me asusta. Te pareces tanto a él, tan sentido y tan hueco por dentro.
Pero, es lo que tiene la felicidad en el cielo, que se desvanece entre nubes de algodón y me hace ver lo duro que es el suelo, y la realidad.
Me ilusiono tanto con algo que no ha pasado ni pasará, que puede llegar a ser enfermizo.
Las cosas nunca terminan bien cuando se repiten.
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