Y entonces recuerdo, y se me clavan las ideas, las imágenes, los latidos del corazón.
Eras genial, reflejabas felicidad, paciencia, inquietud... Ahora si miro, si me miro, veo un espejo roto. Realmente, tras un tropiezo, no he dejado de caer al vacío y lo de mi alrededor parece que se desmorona.
¿Quién maneja mis hilos?
Hace mucho que simplemente me guío por la intuición y el disimulo. Parece el camino más acertado, y el que trae más problemas.
Puede ser que, tal como pasa, mire en un futuro el hoy y vea todo positivo y bueno, eso significará que ha ido todo a peor.
Que cada año voy a peor.
Las miradas nos engañan y estas sensaciones no se escampan.
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