Encantado, soy Peter Pan.
Vengo a robarte el tiempo, a contarte un cuento.
Dice: alguien, hace ya mucho, dijo que el espejo le señalaba. Que su reflejo le indicaba las partes más bonitas de su ser destacando las incorrectas.
A veces, el reflejo se equivocaba y señalaba a terceros. Qué cruel.
Fue así como empezamos a querer gustar a los demás, a compararnos, a no ser quien somos y querer ser el resto. A poner a los demás por delante de nosotros mismos.
Dicen de mi que soy un síndrome ¿te lo puedes creer? Me señalan, me acusan. Pero mi reflejo me señala siempre a mi y es a mi a quién quiero gustar.
Señálate, el resto no son más que espejismos. Te lo digo yo, que creé ese cuento.
Te lo digo yo, que soy un niño, y soy sincero.
6/3/17
Hondo.
Ella está marchita de palabras no dichas.
Parece pequeña, ay pobrecita, no sabe lo que es la vida.
No sabes lo que callo, te enveneno en cada risa. En miradas mis esclavo. Arded, ay, pequeños vosotros que morís por mi desdicha.
Que me callo ya no ladro, he aprendido a obedecer.
Falseo, no muestro los deseos.
Y callo, callo, callo, y crezco por dentro.
Dentro de mi las palabras han echado raíces, dentro de mi he madurado.
Dentro de mi han crecido las palabras que no he dicho.
Ay, pobrecita, mira como ríe, si ella supiera.
Parece pequeña, ay pobrecita, no sabe lo que es la vida.
No sabes lo que callo, te enveneno en cada risa. En miradas mis esclavo. Arded, ay, pequeños vosotros que morís por mi desdicha.
Que me callo ya no ladro, he aprendido a obedecer.
Falseo, no muestro los deseos.
Y callo, callo, callo, y crezco por dentro.
Dentro de mi las palabras han echado raíces, dentro de mi he madurado.
Dentro de mi han crecido las palabras que no he dicho.
Ay, pobrecita, mira como ríe, si ella supiera.
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