27/9/09

Leyes inacabadas, incomprensibles

Todavía lo recuerdo: yo era condenado sueño y él realidad condenada.
Sueño y realidad, sentenciados a no unirse jamás dentro de prisiones de celofán, donde sólo el sudor los sacará.

Compraste billetes de ida (mental) para mí, yo tengo billetes de permanencia estable para ti.
Aun así, no espero su llegada, espero su regreso, en aquel túnel en el que vimos un comienzo.
Me dejaste con una bala en la mano antes de partir, tú te llevaste la pistola al otro lado. Pólvora y hierro oxidado que deben unirse para funcionar: pero yo sé que de ese túnel, posiblemente, no volverás…



Y es que las promesas no son más que fragmentos de sueños, pegados en las esquinas de la realidad.

23/9/09

Empieza por la ceguera y acaba por...

- Veo, veo, ¿qué ves?

- Veo que las estaciones pasan sin que lo podamos evitar. Que el otoño ya ha llegado y vestirá el mundo con colores pálidos. Esos colores que tanto me gustan. También soy capaz de ver que las calles están vestidas con una alfombra de hojas que anuncian, sin disimulo, la llegada de los caminantes con su reconocible crujir.
Soy capaz de ver a la gente en sus casas, resguardados de ese frío que día a día se hace notar más.
Puedo ver risas, llantos, accidentes, felicidades, discusiones, nacimientos, muertes…
Mi vista es capaz de llegar a todos los lugares esté donde esté.
Este cuarto sin ventanas no es capaz de negarme totalmente la visión del mundo.

- …

- ¿Qué cómo puedo ver lo que ocurre fuera?


Veo, veo… ¿qué ves?
Veo lo que quiero ver.

14/9/09

Existencialismo aparcado

Son de esos días que no pasan constantemente.
Quizá por eso cuando llega uno lo disfrutamos como si fuera la primera vez que sucede, y a la vez, como si fuera el último.

Los últimos días de verano son especiales. El buen tiempo se mantiene; pero el calor poco a poco se ha ido apagando, y de la noche a la mañana es capaz de desaparecer sin dejar ninguna nota de aviso. La ausencia de este hace que notemos una brisa fría que parece provenir directamente del vacío humano.

Es agradable. Todo huele a hierba y tierra mojada, como si acabase de llover; pero afuera todo está seco. Tampoco hay hierba ni tierra, hay civilización e ideas cementadas.


Sentada frente el horizonte, el leve suspiro de la tierra viene acompañado de un dulce olor a sal, consecuencia de estar cerca del mar. Yo también me acompaño, de la soledad, que hace más flemática la estancia en ese lugar.
El frío cala lo más profundo de mis huesos, y mi piel se vuelve de hielo. El viento lleva mis cabellos a un punto de rebeldía, de libertad. Ninguna atadura los podría detener.
Son de esos momentos en que todo te sobra y nada te falta. En que te tienes a ti y a tus sentidos para entrar en contacto con lo que queda de naturaleza. En que tu cabeza, por un día, no quiere pensar ni en lo más simple ni en lo más difícil. Donde los problemas están, pero con este día se ponen a dormir y se anestesian.

Noto que el aire me sigue acariciando mientras cierro los ojos y respiro.

El cambio de tiempo no solamente traerá consigo al otoño.

9/9/09

No es el fin del mundo

Siempre le sucedió. Una flor para reflejar su dolor.
Todas las tumbas tenían una flor.

Cuando venía un nuevo inquilino, le daba los papeles del alquiler para que los firmara; mientras, ella iba a buscar la flor para decorar el frío mármol.
Las flores que dejaba siempre eran iguales. Una simbología que hacía que su vida continuase. Pero, a veces esa flor salía distinta y estropeaba la harmonía de todo su mundo entero.
Simplemente por ese desorden, sentía la necesidad de borrarlo todo, de empezar de nuevo. Pero para eso siempre tenía que esperar a despertar y ver un nuevo amanecer.
Mientras, lo que quedase de día, sería abandono y arrepentimiento. Tendría que esperar al mañana para renacer, creerse distinta y no verlo todo sobre sus fuerzas.

Es cierto que hay cosas que no se solucionan el mismo día por mucho que se quiera, pero no hace falta poner señales para arreglarlas. No son de esas heridas ni males que se tapan con una tirita. No hace falta esa perfección, porque así no asimilaría lo que ha hecho mal.
Pasar página, arrancarla para no ver el problema y creerlo solucionado, cuando no ves que así te estás creando uno peor.

Asúmelo, te equivocas.
Aprende, esa planta diferente no es suficiente para ahogarte.

7/9/09

Las fases: distintas para cada ser

1ª - Dos voluntades, dos pensamientos, dos reacciones, pero sólo una razón.

No lograba entenderlo. Siempre queriendo hacer las situaciones lo más normales posibles. Fingir que nada ha pasado, aunque en su cabeza el viento huracanado no lograse llevarse las frágiles notas de papel.
No hablaba, no pestañeaba...No le salen arrugas alrededor de los ojos al sonreír. No puede mantener esa normalidad que desea si su ser es el primero que no lo hace.
Refleja el sol que nace del otro lado y que aún no ha llegado. [Adelanto de los acontecimientos]

Ese pequeño lugar es fácil de derrumbar.

Cristal dibujado con vaho no cambia el exterior.

2ª - Ya no calla...pero su cara permanece igual.

Se mantenía; pero si volvía a hablar y la lástima de los demás la atacaban, en ocasiones contadas y en la total secritud, las palabras eran sustituidas por gotas de mar.
No lo comprendía. Dosis de dulzura que disparaban la alarma de su castillo medieval. Querer abrir las puertas, pero a la vez, querer cerrarlas. [Indecisión]
Los recuerdos la podrían matar, sobre todo los que con mayor seguridad sabemos o creemos que no volverán a suceder.

3ª - El color del día.

Muestras de cercanía, ni cortas ni prolongadas (solamente el necesario y/o lo que permitan)
Comprensión. El simple hecho de ser escuchada cuando conviene.

El resto del mundo sigue igual, y en el fondo, todos vivimos igual, aunque unos simples hechos pueden hacer que nos parezca diferente.
No le hace falta la lástima, no hace falta que le pregunten e indaguen, porque ella es la primera que quiere gritarlo. Todo acaba saliendo.
No rompáis su normalidad, su estabilidad; ya lo hará ella, pues en un día normal, eso no sucedería.

No forcéis lo oculto.

Ella acudirá cuando muera.