Siempre le sucedió. Una flor para reflejar su dolor.
Todas las tumbas tenían una flor.
Cuando venía un nuevo inquilino, le daba los papeles del alquiler para que los firmara; mientras, ella iba a buscar la flor para decorar el frío mármol.
Las flores que dejaba siempre eran iguales. Una simbología que hacía que su vida continuase. Pero, a veces esa flor salía distinta y estropeaba la harmonía de todo su mundo entero.
Simplemente por ese desorden, sentía la necesidad de borrarlo todo, de empezar de nuevo. Pero para eso siempre tenía que esperar a despertar y ver un nuevo amanecer.
Mientras, lo que quedase de día, sería abandono y arrepentimiento. Tendría que esperar al mañana para renacer, creerse distinta y no verlo todo sobre sus fuerzas.
Es cierto que hay cosas que no se solucionan el mismo día por mucho que se quiera, pero no hace falta poner señales para arreglarlas. No son de esas heridas ni males que se tapan con una tirita. No hace falta esa perfección, porque así no asimilaría lo que ha hecho mal.
Pasar página, arrancarla para no ver el problema y creerlo solucionado, cuando no ves que así te estás creando uno peor.
Asúmelo, te equivocas.
Aprende, esa planta diferente no es suficiente para ahogarte.
1 comentario:
Wiiiiiiiiiiiiii fausto que mono ^^
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