Desde que tengo memoria (porque mi infancia la recuerdo a pinceladas) me he ido convirtiendo en una persona pesimista... Muy pesimista. Sí, de esas que se echan la culpa de todo aunque no la tengan - pero la consciencia hace malabares para pensar que sí -
Llega, a veces, un momento donde parece que un paso es uno mal dado, que no tiene sentido caminar si es para hacerme sentir peor... Y para ver/pensar de manera diferente eso, siempre necesito una luz que me cambie los esquemas.
Lucho contra este sentimiento, y no lucho sola, en cada uno de mis pasos tengo una persona que me hace ver lo que se asemeja más a la realidad, que me abofetea, que me despierta, que me saca día a día de esta terrible oscuridad.
Hay días hasta que el suspirar duele, porque se cruzan las ideas, porque no encuentro los errores que me hacen sentirme así de negativa (si de verdad los hay) y lo único que quiero es coger mi vida en memorias fotográficas y ordenarme.
Solo quiero ordenarme; pero siempre contigo.
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