Es fácil quedarse a solas con la tristeza cuando, al cerrar la puerta, es tu única compañera.
¿Acaso se puede contar conmigo? ¿Alguien cuenta conmigo?
Y ahí sigue arrinconada con el miedo abrazándola y viendo en cada lágrima como la vida pasa.
Es muy fácil decir, es muy fácil intentar, pero la constancia perdida está, y es que es fácil dejarse vencer cuando en cada pensamiento se cruza el "vas a perder".
No eres nadie y lo sabes. En el espejo no ves nada más que alguien que se queja una y otra vez por cosas que no va a tener. Entonces para, ¿de qué sirve?
A lo mejor te esfuerzas por objetivos no compartidos con nadie, a lo mejor eso que anhelas realmente no lo quiere nadie.
Crees que es la solución.
Mientras esperas que alguien te necesite, ella sigue dentro del cuarto contigo, a tu lado, y tu, en sus brazos.
1 comentario:
Derrotismos varios... que sin darnos cuenta se abren paso. He llegado a tu blog, por casualidad. te sigo. saludos.
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