Quiero romperme pedazo a pedazo. Quiero que tu me rompas, que destruyas mi mundo interno y hagas con él lo que quieras.
Pretendo describirte y desear que me sea imposible, que mis sentimientos no se aclaren. Que tú no seas agua cristalina.
Cuando intente expresarte el infierno dentro de mi, quiero atragantarme con mis palabras, que se muevan a mi mirada y que no me haga falta producir sonido para decirte que me he perdido.
Necesito que cuando te llame vengas, traigas los pedazos extraídos de mi; y redibujarlos. Yo sola.
Tenme presente como yo te tengo a ti.
Olvídame como yo intento borrarme.
Hazme renacer en un día. Nuestro día cero.
No me importa que día de la semana sea, ni que mes. Quiero, tras haberme creado de nuevo y despertar, llorar. Que me grites y me hagas saber que este es nuestro mundo, donde juntos viviremos.
Seremos muñecas de porcelana. Tristes y sin expresión, mirándonos a distancia sin poder de imaginación.
No quiero ser uno contigo. No quiero nada sin mí.
28/6/10
18/6/10
Testamento
Era su enfermedad quien le hacía correr. Pasar la vida deprisa, sin respirar.
Sin disfrutar del poco tiempo que le quedaba a su corazón por palpitar las ilusiones.
Vivía a las afueras de la ciudad, en un lugar acogedor. Vestía zapatos rosas y una larga cara, nunca sonriente - tenía vergüenza de sus dientes. Con sus zapatos por guía, visitaba la ciudad. Paseaba por las calles con vida para sentirse parte del mundo, todavía.
Se veía reflejada en los escaparates. Se sentía hipnotizada por su imagen...una imagen masacrada.
Se tocaba la cara y contaba sus arrugas. Tras eso, su lacio pelo recogido en una trenza. Nunca miraba más allá de su rostro.
Tenía su propio sitio en aquel lugar. Sentada durante horas, veía la gente triste por no conseguir lo que querían, por no tener suficiente dinero para un capricho. Por no ser sus sueños.
Al caer la noche, volvía a su morada.
Ese mismo día, decidió escribir su testamento.
No tenía nadie que recibiera lo poco que tenía. Así que escribió una lista de las cosas que tenía y después lo firmó.
Volvió a la ciudad. Se sentó en su lugar unos instantes y después se fue, dejando atrás sus zapatos para alguien que los necesitara más. Ella no tenía más calles que recorrer.
Giraba la vista para comprobar si seguían ahí y cuando volvió a mirar al frente, un gran foco la iluminaba.
Fue su pacto con la muerte.
Sin disfrutar del poco tiempo que le quedaba a su corazón por palpitar las ilusiones.
Vivía a las afueras de la ciudad, en un lugar acogedor. Vestía zapatos rosas y una larga cara, nunca sonriente - tenía vergüenza de sus dientes. Con sus zapatos por guía, visitaba la ciudad. Paseaba por las calles con vida para sentirse parte del mundo, todavía.
Se veía reflejada en los escaparates. Se sentía hipnotizada por su imagen...una imagen masacrada.
Se tocaba la cara y contaba sus arrugas. Tras eso, su lacio pelo recogido en una trenza. Nunca miraba más allá de su rostro.
Tenía su propio sitio en aquel lugar. Sentada durante horas, veía la gente triste por no conseguir lo que querían, por no tener suficiente dinero para un capricho. Por no ser sus sueños.
Al caer la noche, volvía a su morada.
Ese mismo día, decidió escribir su testamento.
No tenía nadie que recibiera lo poco que tenía. Así que escribió una lista de las cosas que tenía y después lo firmó.
Volvió a la ciudad. Se sentó en su lugar unos instantes y después se fue, dejando atrás sus zapatos para alguien que los necesitara más. Ella no tenía más calles que recorrer.
Giraba la vista para comprobar si seguían ahí y cuando volvió a mirar al frente, un gran foco la iluminaba.
"Tengo unos zapatos que recogen mis recuerdos y algo de vida en mi interior que nunca me corresponderá. Nunca he necesitado más.
Firmado, Selena"
Fue su pacto con la muerte.
6/6/10
Repeticiones rebobinadas
El cassette gira con energía reproduciendo las canciones que grabé.
Al abrir el periódico he visto un titular que hace tiempo ya habían publicado. Las primeras veces he de confesar que me impactó; incluso me hizo aumentar el pulso. Ahora el hecho de que no me importe significa que haya dejado de sentir, como en su día llegué a pensar.
Es que realmente ya ha perdido importancia - dicta mi mente, y ella es la que tiene razón.
Ha terminado el cassette. Lo giro para escuchar la cara B.
Con el cigarrillo en la mano, intacto, he leído la noticia; ¿o más bien releído? Tanto da.
Mi cuerpo seguía igual, mi cara - aunque al principio se sorprendiera - ha continuado con la misma expresión. En mi cabeza solo se planteaba una pregunta: ¿para qué ha vuelto?
De verdad, odio este tipo de historias locas que con el paso del tiempo mantienen la misma cabecera pero que en esencia son tan inestables - pensé
Rebobino.
Encendí el cigarrillo y quemé con el la hoja en la que aparecían las demoníacas letras del pasado. El humo huele a satisfacción, y cuanto más asciende, más se mezcla con el flujo de la normalidad. El movimiento que haga no me vendrá de nuevo, porque estoy jugando mi partida de forma correcta.
Cada mañana el diario está en mi puerta. Abro siempre primero por la página de esquelas para ver que todo ha vuelto a su sitio y que tu nombre está escrito en una de ellas.
Se atascó. Trato de rebobinarla con un lápiz que tengo al lado, pero no tiene solución. Ya está muy gastado. Tengo que tirarlo.
Al abrir el periódico he visto un titular que hace tiempo ya habían publicado. Las primeras veces he de confesar que me impactó; incluso me hizo aumentar el pulso. Ahora el hecho de que no me importe significa que haya dejado de sentir, como en su día llegué a pensar.
Es que realmente ya ha perdido importancia - dicta mi mente, y ella es la que tiene razón.
Ha terminado el cassette. Lo giro para escuchar la cara B.
Con el cigarrillo en la mano, intacto, he leído la noticia; ¿o más bien releído? Tanto da.
Mi cuerpo seguía igual, mi cara - aunque al principio se sorprendiera - ha continuado con la misma expresión. En mi cabeza solo se planteaba una pregunta: ¿para qué ha vuelto?
De verdad, odio este tipo de historias locas que con el paso del tiempo mantienen la misma cabecera pero que en esencia son tan inestables - pensé
Rebobino.
Encendí el cigarrillo y quemé con el la hoja en la que aparecían las demoníacas letras del pasado. El humo huele a satisfacción, y cuanto más asciende, más se mezcla con el flujo de la normalidad. El movimiento que haga no me vendrá de nuevo, porque estoy jugando mi partida de forma correcta.
Cada mañana el diario está en mi puerta. Abro siempre primero por la página de esquelas para ver que todo ha vuelto a su sitio y que tu nombre está escrito en una de ellas.
Se atascó. Trato de rebobinarla con un lápiz que tengo al lado, pero no tiene solución. Ya está muy gastado. Tengo que tirarlo.
3/6/10
La vida no es una serie de televisión
Cada día me asombra más la superficialidad de las cosas; y a la vez, me asusta pensar que hago equilibrio en esa linea tan delgada.
Sufro de un bloqueo mental. Son demasiadas cosas las que ahora están danzando y chocándose entre ellas.
Podría empezar por: tengo razones para querer desaparecer y verificar mi teoría de que en mi alredor - a excepción de contadas personas - no he dejado huella; y terminar por: la culpa de eso ha sido en parte mi obsesión.
Cambiando - o no - de tema.
El otro día escuchaba en mi mp4 la misma canción. Me la sé de memoria y podría explicar las mil y una verdades que se dicen en ella. Ese día no fue distinto de muchos otros. El mp4 se quedó sin batería - siempre olvido recargarlo - en el momento en que la canción decía "y vivir es..." Sí, yo sé como sigue la canción. Sé lo que es vivir para el cantante, pero no sé lo que es vivir para mí.
Yo tampoco entiendo nada de lo que he escrito. No sé si mis ideas bailan salsa, rumba o un vals. Tendré que tomármelo con calma.
Este pequeño cuaderno mío se ha quedado ya sin espacio. Es hora de girar página.
Sufro de un bloqueo mental. Son demasiadas cosas las que ahora están danzando y chocándose entre ellas.
Podría empezar por: tengo razones para querer desaparecer y verificar mi teoría de que en mi alredor - a excepción de contadas personas - no he dejado huella; y terminar por: la culpa de eso ha sido en parte mi obsesión.
Cambiando - o no - de tema.
El otro día escuchaba en mi mp4 la misma canción. Me la sé de memoria y podría explicar las mil y una verdades que se dicen en ella. Ese día no fue distinto de muchos otros. El mp4 se quedó sin batería - siempre olvido recargarlo - en el momento en que la canción decía "y vivir es..." Sí, yo sé como sigue la canción. Sé lo que es vivir para el cantante, pero no sé lo que es vivir para mí.
Yo tampoco entiendo nada de lo que he escrito. No sé si mis ideas bailan salsa, rumba o un vals. Tendré que tomármelo con calma.
Este pequeño cuaderno mío se ha quedado ya sin espacio. Es hora de girar página.
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