Así es cómo me encuentro en mi desencuentro: en un laberinto en el que no hay ninguna señal de cómo llegar al corazón del problema... Y mucho menos, de cómo salir de él.
Daría la vuelta al panel y así, caería de él e iría a parar en otro suelo con una gravedad distinta. Desde allí, podría mirar de frente los pasadizos del infierno y aprenderme el camino de memoria para salir de ahí - ya que la experiencia solo ha hecho que la costumbre sea una tortura más.
Yo no quiero cambiar el mundo, quiero cambiar el universo. Para eso, primero he de cambiar a las personas, a la persona.
Hago mucho y consigo poco, me esfuerzo bastante y se queda en intento...
No quiero vagar más por las mismas calles.
2 comentarios:
Es difícil querer cambiar a una persona para querer cambiar el universo, eh.
Impresionante la fuerza con la que esto empieza, chulisima la entrada
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