He perdido el control sobre mi temperamento.
Todos tenemos una parte que enseñamos y otra que escondemos, pero a veces la que está por fuera toma más fuerza, hasta esconder a la otra.
Atemorizada, la parte interior no sabe que hacer, más que suplicar en una esquina que alguien la saque de ahí, que alguien le dé el valor de gritar: que ella sola puede con todo.
La parte exterior ya no controla lo que dice, lo que hace. Se mueve sola. Su cabeza ha perdido la razón. Y habla de cosas que la parte interna no siente, hace cosas que su otro yo no quiere hacer.
La parte externa viola a la interna y no sabe como pararse, aun siendo consciente después de destrozar todo a su paso.
No hay nadie que amarre a un alma perdida y desenfrenada, un alma que quiere ser libre y la libertad se le ha ido demasiado.
Todo eso que dice no quiere que se haga real, pero ¿y si sin querer sucede? Matará a la parte interna y escondida de su alma y ya no habrá salvación.
A veces es necesario ponerse cadenas y calmar la voracidad de alguien que ha estado atrapada demasiado tiempo y ahora no sabe disfrutar bien de su libertad.
Por primera vez en mi vida, espero que las palabras no se conviertan en actos.
Firmado: la parte más interna de mi ser.
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