Es como esperar que si tiras un petardo no explote. Hay muy pocas probabilidades.
Y así es, tiraste la bomba y te salpicó en lo más hondo de tu alma. Un agua que no se seca. Una mancha en tu expediente que te perseguirá para toda tu vida.
A veces, las reacciones no esperadas son un golpe, un arañazo, una herida que no cicatriza. Que tus buenas intenciones no se ven correspondidas; bueno, y qué, te toca vivir con ello, ¿o te vas a lamentar siempre?
Sí, te lamentarás siempre.
Porque las sensaciones perduran, a veces no se ven en la oscuridad porque son la sombra de tu consciencia.
Puedes aprender a vivir con ello o llorar por ellas.
Esperemos.
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