21/9/14

Sentido y Común.

Sentido y Común creían que eran perfectos: se complementaban como nadie y pasaban los ratos riendo, hablando o, aunque parezca aburrido, sin hacer nada. El simple hecho de estar juntos les hacía felices.

Lo perfecto es una ilusión creada por la ceguera de los acontecimientos. Una sustancia de felicidad que nos invade y nos colapsa las capacidades de ver la realidad. 
Ellos sabían que no eran perfectos, pero que se hacían perfectos el uno al otro... Pero, en las guerras, siempre entran a juego personas no deseadas.

Arrogancia entró en sus vidas, haciendo creer a Sentido que Común era el culpable de su imperfección.

Sentido veía a Arrogancia como un Dios, un ser completo.

Sentido pasó a despreciar a Común, haciéndole sentir un ser miserable y que no merecía vivir.
Todo lo que hacía Común era malo, despreocupado, infantil. Sin Sentido, pues esa pieza de su ser ya no era nada para él.

"¿Cómo es posible que no se dé cuenta de que absorbe su alma para engrandecerse? ¿No ve que todo iba bien hasta que Arrogancia llegó? Arrogancia es el culpable." - Pensó Común.


Sentido ya no merecía la pena. Era un simple fiel que besaría cada paso de Arrogancia.

Común hizo mutis, dejando que los buitres devoraran el alma de algo que ya no tenía nombre.




Y así es como empiezan las guerras; por personas con mucho que dar a quien no lo merecen y dejando de lado a las que de verdad merecen la pena.



La existencia de guerras morales es algo imposible de evitar. 
Eliminemos el resto de enfrentamientos en honor a personas corrientes como Común, o más conocidos como diamantes en bruto.

No hay comentarios: