20/4/15

Paradoja al habla.

Me hubiera  gustado en el pasado ser como soy ahora. No os imagináis la de cosas que dejé de hacer por miedo e indecisión; cosas que hoy en día ya no puedo hacer.
Fui tan tonta en tantas situaciones que, mi "yo" de ahora abofetearía a mi "yo" pasado. Menos mal que aquella "Irene" ya no es más que un fantasma que a veces viene a pedirme perdón.

Aunque hay algo en mi que no ha cambiado. Algo que no creo que lo haga jamás. Nunca he sido valiente en el amor. Jamás (sí, esa palabra que tanto odio.) He arriesgado mucho en él, he movido montañas para saltar otras, pero siempre me ha ganado... Y, ahora qué. Me da miedo decir que creo que me estoy enamorando. ¿Qué por qué? Porque es mentira. Porque el amor no existe. Por lo tanto, ¿de qué me estoy enamorando exactamente? De lo que creo que es estar enamorado. De una ilusión, de un concepto etéreo. Compartir una idea no significa actuar ambos de la misma manera... Por lo que, no me enamoro de nadie que no crea en el amor pero se enamore.

No estoy enamorada.
No puedo estar enamorada.

El amor ha muerto en cada desengaño y nunca se regenera.

Aunque, es gracioso, porque me curo con amor cuando me rompen.
Me enamoro cuando alguien rompe mi planteamiento, mis esquemas. Este esquema.

Para conocer el amor hay que estar hecho pedazos,

Qué paradoja. Quiero recomponerme pero no comprometerme.


Bueno, entonces qué, ¿un café?


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